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«Cómo pasa el tiempo…» para Ezequiel Damacenos y Marvin Da Rin de Pueblo Nuevo de Rivera

Esos dos muchachos de Pueblo Nuevo, junto a su entrenador, hicieron callar a miles de personas que no lograban entender nada.

EL PALENQUE DE JOSELO ANDRADE desde Rivera para FMFUTBOL.

 

Ya han transcurrido diez años desde que dos jóvenes deportistas de Pueblo Nuevo, Rivera, tuvieron el coraje de enfrentar lo desconocido: un Juego Olímpico (Olimpiadas Especiales ,Los Ángeles 2015), en una disciplina que debutaba aquel año: el triatlón. Nadar en el mar, subir a una bicicleta y luego correr; para todo eso, Ezequiel Damacenos y Marvin Da Rin se entrenaron durante más de un año. Incluso durante los fríos meses de junio y julio, lo hicieron junto al lago del Parque Gran Bretaña (como muestra la foto).

Supieron enfrentar adversidades comunes a los atletas que compiten fuera de su país, pero también sufrieron un poco más: hasta el último momento, carecían de las bicicletas necesarias, a pesar de haber recurrido a las más altas autoridades locales y nacionales. Pero siempre aparece una luz: el empresario local José Manuel De la Barrera («El Fino»), al conocer este grave problema, ofreció desinteresadamente la solución, aportando desde su comercio las dos bicicletas que tanto necesitaban. Solo quedaba esperar el día del viaje… y de la competencia.

¿Qué decir del resto? Fue un verdadero ejemplo de organización en EE.UU. Miles de atletas de 123 países colmaron las villas olímpicas en centros universitarios, demostrando con su poderío técnico y logístico que no iban solo a participar, sino a ganar. Yo, como entrenador, solo deseaba una cosa y me sentiría conforme con ello: que ellos completaran las tres pruebas. Éramos solo cinco uruguayos, pues también dirigí a dos jóvenes de Maldonado.

El despliegue logístico y técnico era de primer nivel. El día de la prueba en Long Beach, casas rodantes con competidores, técnicos, médicos, masajistas y mecánicos mostraban a varios de esos 123 países como favoritos para las preciadas medallas…

*Pero la historia se escribió de otra manera.*

Esos dos muchachos de Pueblo Nuevo, junto a su entrenador, hicieron callar a miles de personas que no lograban entender nada. La mayoría ni siquiera sabía dónde quedaba Uruguay. Primero Marvin, luego Ezequiel, llenaron con sus nombres los parlantes y cada rincón de Long Beach. ESPN y CNN corrieron para entrevistarlos; la gente los miraba aturdida, sin comprender lo sucedido.

¿Pueden imaginar mi reacción? Alegría, desesperación, emoción pura. Así fuimos en silencio… y regresamos con las medallas que muchos desearon, pero que no pudieron arrebatarle a esos «uruguayos», y de Rivera.

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