Omar René Guillén: Medio Siglo Siendo la Voz del Mediodía Minuano
Omar René Guillén no solo informa. Habita el aire. Y mientras su voz siga marcando el ritmo del mediodía en Minas, habrá algo en la vida del departamento que seguirá en perfecto equilibrio.

PERIODISTAS EN RED/Desde la frontera Rivera Livramento Eduardo Mérica para FMFUTBOL.
En Minas, a la hora del mediodía, hay un ritual silencioso que se repite desde hace más de medio siglo. Las radios se encienden, los comercios bajan el ritmo, los hogares ajustan el volumen, y del otro lado del dial aparece una voz que los minuanos reconocen como si fuera parte de la familia. Esa voz es la de Omar René Guillén, periodista de Emisora del Este, referente absoluto de la emisora y testigo privilegiado de la vida del departamento.

Guillén no es solamente un comunicador: es una institución viva. Desde su lugar al frente del informativo central del mediodía —una responsabilidad que sostiene desde hace más de 50 años— ha relatado la evolución social, cultural y deportiva de Lavalleja con una constancia que roza lo heroico. En un mundo donde los medios cambian, los formatos se transforman y las voces se pierden, la suya se mantuvo firme, clara, respetuosa, acompañando a generaciones enteras.
El secreto de su vigencia no está en la espectacularidad, sino en su compromiso con lo esencial: informar con precisión, narrar con cercanía y respetar al oyente. Guillén tiene la rara virtud de convertir un boletín informativo en un momento de encuentro, de brindarle relevancia a cada noticia sin caer en exageraciones ni estridencias. Su estilo, marcado por la serenidad y la humildad, construyó una confianza que pocos lograron en el interior del país.
Como buen minuano, conoce la vida de su departamento no solo por lo que sucede, sino por cómo late. Cubrió elecciones, temporales, fiestas tradicionales, etapas inolvidables del fútbol minuano, y las historias pequeñas que hacen grande a un pueblo. Fue cronista, relator, entrevistador, compañero y confidente. Muchos lo escucharon anunciar nacimientos, triunfos, derrotas, despedidas. Y es ahí donde su figura se engrandece: Guillén forma parte de la memoria emocional de Lavalleja.

Quienes trabajan o trabajaron con él destacan su disciplina casi artesanal: llega antes, revisa datos, chequea fuentes, cuida la palabra. En tiempos de inmediatez, él representa el valor de la responsabilidad periodística, esa que no corre detrás del ruido sino de la verdad.
Omar René Guillén pertenece a la generación que forjó a Emisora del Este como un faro informativo del interior uruguayo. Su voz se transformó en sello, en compañía y en patrimonio. Y aunque la humildad —una de sus marcas más profundas— lo mantenga siempre lejos del reconocimiento fácil, los minuanos lo saben: su aporte al periodismo local es tan grande como discreto, tan valioso como cotidiano.
Después de más de cinco décadas, sigue ahí: puntual, firme, comprometido, contándole a su gente lo que pasa en su tierra. En un mundo que cambia, él permanece. Y eso, en Lavalleja, tiene un valor inmenso.
Omar René Guillén no solo informa. Habita el aire. Y mientras su voz siga marcando el ritmo del mediodía en Minas, habrá algo en la vida del departamento que seguirá en perfecto equilibrio.

Omar René Guillén: La Voz que Acompañó a Todo un Pueblo
En Lavalleja hay nombres que no necesitan presentación. Se pronuncian bajito, con respeto, como si fueran parte del paisaje. Uno de ellos es Omar René Guillén, un referente absoluto del periodismo minuano y del interior del Uruguay. Un hombre que no buscó la gloria, pero que terminó convertido en institución y orgullo de un pueblo futbolero que lo escuchó, lo vio y lo sintió durante décadas.
Guillén pertenece a esa estirpe rara de comunicadores que parecen haber nacido con un micrófono en el alma. En la radio construyó historias; en la televisión las iluminó. Le dio voz a los clubes, a los barrios, a los campeonatos locales, a las hazañas pequeñas que para la gente eran gigantes. Hizo del relato un oficio noble y del servicio público una vocación.
Y sin embargo, quizá por su humildad inagotable, Lavalleja no siempre alcanzó a dimensionar su aporte. Porque Omar René Guillén nunca pidió reconocimiento; lo suyo fue siempre estar, acompañar, sostener, narrar, dar lugar a los demás. Fue un fenómeno de las anécdotas, de la memoria viva, del detalle preciso que hace grande una historia simple.
Hoy, con el paso de los años y la quietud que trae la perspectiva, es claro: Guillén no solo relató a los minuanos; los ayudó a contarse a sí mismos. Y eso, en un departamento donde el fútbol y la pertenencia se sienten en el pecho, es un legado que no se olvida.
Omar René Guillén es, y será siempre, parte del alma de Lavalleja. Un periodista del interior que honró su tierra diciendo lo que veía, sintiendo lo que decía y dejando una marca que ningún silencio podrá borrar.



