Cuando hieren a uno, se levanta todo el Interior: la respuesta del Uruguay profundo tras la agresión a Román Nappa
Hoy, los periodistas del interior se sienten más unidos que nunca. Saben que cuando lastiman a uno, responden cientos. Saben que no están solos. Saben que la libertad de prensa no se toca y que la dignidad del oficio se defiende con la voz, con la memoria, con la verdad.

PERIODISTAS EN RED/Desde la Redacción digital de periodistasenred.uy
La agresión sufrida por Román Nappa, presidente de Periodistas en Red Asociados, no fue solo un ataque físico. Fue un golpe dirigido al corazón mismo del periodismo del interior del Uruguay, ese que durante décadas luchó por hacerse escuchar, por reclamar su lugar, por demostrar que desde cada pueblo, cada ciudad y cada rincón del país también se ejerce el oficio con rigor, responsabilidad y pasión. Y quizá por eso la reacción fue tan inmediata, tan visceral, tan profundamente humana.
Cuando se supo lo ocurrido en Minas, no reaccionó solo Lavalleja. Reaccionó todo el Interior, ese Uruguay de cerros, de calles polvorientas, de radios comunitarias y ahora digitales, de medios locales y ahora de canales de streaming que siguen siendo el primer puente entre la noticia y la gente. Las redes estallaron con mensajes de apoyo, de bronca, de indignación, pero también de cariño, de orgullo y de un sentido de pertenencia que pocas veces se ve expresado con tanta claridad.
Porque Román no es solo un periodista. Para muchos, representa una lucha histórica: la del interior que se niega a ser menos, la del comunicador que gana su credibilidad a fuerza de caminar su territorio, de mirar a la gente a los ojos, de contar lo que nadie más cuenta. En él, tantos periodistas del país ven el reflejo de su propio esfuerzo silencioso, de sus madrugadas, de sus viajes interminables, de sus coberturas en soledad, de ese micrófono al hombro que tantas veces termina siendo un acto de fe.
Por eso duele. Por eso indigna. Por eso une.
Las muestras de apoyo llegaron desde Tacuarembó, Artigas, Rocha, Salto, Rivera, Soriano, Maldonado, Durazno, Colonia y de cada departamento donde un periodista se sintió tocado en lo más profundo. Porque el interior ya no mira hacia arriba. Hoy está en pie de igualdad con Montevideo, con los grandes medios, con todas las plataformas que amplifican la voz nacional. Ya no pide permiso: participa, informa, investiga, denuncia y construye ciudadanía.
Lo que ocurrió con Román Nappa fue un intento de callar a un periodista, pero terminó generando lo contrario: despertó una hermandad que estaba firme, pero ahora late con más fuerza que nunca. Lavalleja abrazó a su comunicador, pero también lo abrazó un país entero que entendió que defender a un periodista del interior es defender la libertad de todos.
Hoy, los periodistas del interior se sienten más unidos que nunca. Saben que cuando lastiman a uno, responden cientos. Saben que no están solos. Saben que la libertad de prensa no se toca y que la dignidad del oficio se defiende con la voz, con la memoria, con la verdad.
Román Nappa no está solo.
El interior no está solo.
El periodismo uruguayo, todo entero, está de pie.



