Amateurismo

ANUARIO W: Todos los hechos deportivos del Club Wilman ocurridos durante el año 2025

Primer Anuario del Club Wilman 2025 Este anuario no es solo un libro. Es un testimonio.

WILMAN SPORTS/Desde Redacción Eduardo Mérica para FMFUTBOL.

El Club Wilman necesitaba dejar constancia escrita de un año que marcó un antes y un después en su historia. El 2025 no fue un año más: fue el tiempo del reencuentro, de la reorganización, de la memoria recuperada y del camino nuevamente elegido.

Aquí están reunidos los hechos, las imágenes, las palabras y los gestos que construyeron este período tan especial. Desde la vida institucional hasta lo deportivo, desde lo social hasta lo humano, este primer anuario intenta reflejar todo lo que ocurrió dentro y alrededor del Wilman, pero sobre todo aquello que se sintió.

El 2025 fue el año en que el club volvió a mirarse al espejo y a reconocerse. Fue el año de la refundación entendida no como ruptura, sino como continuidad. Volver a las raíces para proyectar futuro. Reafirmar la verdadera identidad wilmense, la del barrio Arroyo Seco, la de la amistad, la del esfuerzo colectivo y la del respeto por la historia.

Cada página de este anuario guarda momentos que no deben perderse en el olvido: encuentros largamente esperados, celebraciones cargadas de emoción, decisiones importantes, desafíos asumidos y sueños que empezaron a tomar forma. Nada de lo que aquí se cuenta ocurrió por casualidad. Todo fue producto del compromiso de quienes entendieron que un club se sostiene con presencia, trabajo y amor.

Este libro también es un homenaje. A los fundadores, a los dirigentes de ayer y de hoy, a los deportistas, a los colaboradores silenciosos y, especialmente, a la gente del barrio, que nunca soltó la mano del Wilman aun en los momentos más difíciles.

Publicar este primer anuario es, además, un acto de responsabilidad con el futuro. Porque lo que no se escribe se pierde, y el Wilman merece que su historia sea contada, cuidada y transmitida a las nuevas generaciones.

Que estas páginas sirvan para recordar, para aprender y para reafirmar un compromiso:
el de seguir construyendo un club grande desde lo humano, fiel a su esencia y con la mirada puesta en lo que viene.

El 2025 ya es parte de la historia.
Este anuario es su memoria.

Club Wilman – Barrio Arroyo Seco
Primer Anuario | Año 2025

LA BIBLIOTECA WILMENSE para leer y coleccionar:

EL WILMAN REGRESA A SU LUGAR DE ORIGEN
CARLOS PREVOSTI EN EL RECUERDO
EL WILMAN QUE NADIE CONOCE
UN FABULOSO CASTILLO DE NIÑAS Y NIÑOS
LA AGUADA Y ARROYO SECO UN SOLO BARRIO
WILMAN EN EL CUMPLEAÑOS DEL LITO
EL ARROYO SECO EN LA MEMORIA
UNA RUSA EN EL WILMAN
EL CORAZÓN DEL WILMAN VUELVE A LATIR
WILMAN Y LA LEGENDARIA SOCIEDAD DE LA OLLA
LA RUTA DEL WILMAN CON LA RUSA
A 70 AÑOS DE LA MAYOR GLORIA 
EL ILUSTRE EMBAJADOR: NÉSTOR «NEGRO» IROLDI
LA FAMILIA WILMAN
EL BARRIO DEL NEGRO IROLDI
ARROYO SECO SIGUE CAMINANDO
FIN DE AÑO CON LA SOCIEDAD DE LA OLLA
LOS PORRES DEL BARRIO
LA FEDERACION URUGUAYA DE FUTBOL AMATEUR
EL CABEZA DEL ARROYO SECO
LA RUSA MAKOVIESKY LLEGA AL WILMAN
WILMAN VUELVE A COMPETIR EN PUNTA DEL ESTE
LA PRIMERA MUJER EN VESTIR LA CAMISETA DEL WILMAN
UNA ARACHANA QUE LLEGA PARA GANAR TODO
LA REINA DEL MTB SE INCORPORA AL WILMAN
DESPEDIDA DE AÑO EN UN COMPLEJO

EN JUNIO 2025: NACE LA REVISTA WILMAN SPORTS

NACE LA REVISTA DIGITAL WILMAN SPORTS Y EL NRO 0 DE LA PORTADA ES PARA EL MAXIMO ORGULLO DEL BARRIO ARROYO SECO Néstor «Negro» Iroldi se coronó en cinco oportunidades campeón del mundo de pelota vasca representando a Uruguay: en los años 1966, 1970, 1978, 1980 y 1981, junto al ya fallecido César Bernal, con quien conformó una dupla triunfal en este deporte obteniendo ambos también la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de México ´68. Hoy a sus 77 años Iroldi está a cargo de la escuela de pelota vasca en la sede del Club Montevideo Wanderers, donde se ubica el trinquete denominado “Nestor Negro Iroldi”, con el objetivo de que niños, niñas y adolescentes se interesen en practicar este deporte. Y es la primera portada seleccionada para la inauguración de la primera revista digital del Club Wilman.

Los sentimientos que nunca se olvidan del Club Wilman

Editorial | En el 80º Aniversario del Club Wilman
Eduardo Mérica

Cumplir 80 años no es solamente sumar tiempo. Para un club de barrio como el Wilman, llegar a esta cifra es haber atravesado generaciones, silencios, luchas, ausencias y regresos. Es haber sobrevivido a los cambios del mundo sin perder la esencia. Y eso, en el barrio Arroyo Seco de Montevideo, se celebra con emoción verdadera, de esa que no se ensaya ni se finge.

Todos aquellos momentos vividos en la sede social del Club Wilman significaron mucho en mi vida. Fueron más que simples recuerdos: marcaron el comienzo y la continuidad de años inolvidables de infancia. Años que hoy vuelven con fuerza, como un perfume antiguo que reaparece de golpe y te obliga a detenerte. Y en ese recorrido, no puedo dejar de agradecer a tantos amigos del boliche de mi padre, que sin saberlo fueron parte fundamental del crecimiento personal de un gurí que aprendía a mirar el mundo desde el club.

Sería imposible olvidar mis primeros años en el Wilman. Allí pasé algunas de las mejores horas de mi vida, esas que no se borran jamás. Horas de risas, de frustraciones, de intentos torpes por jugar al fútbol en equipo, de aprender que nadie gana solo y que perder acompañado duele menos. El Wilman fue escuela sin pizarrón, fue aula abierta, fue refugio.

Y sin embargo, al llegar a este 2024, uno podría pensar que ya estaba todo vivido, que las emociones fuertes pertenecían al pasado. Pero no. El presente nos sorprende. Porque ahora toca enfrentar, una vez más y en equipo, el resurgimiento de un club que cumple 80 años. Y eso moviliza como pocas cosas.

Si algo define al Wilman, por encima de camisetas, resultados o épocas, es la amistad. Esa amistad que resiste el paso del tiempo, que no entiende de distancias ni de silencios prolongados. Por eso, aun estando lejos del barrio, hoy me siento cerca del corazón wilmense. Y desde ese lugar nace la necesidad de opinar, de pensar, de advertir qué caminos debemos tomar para que el Wilman no solo viva, sino que viva para la eternidad.

Porque querer a un club no es solo emoción. También es responsabilidad. Uno puede llevar al Wilman tatuado en el corazón, pero necesita ver bases sólidas para soñar. Y lo que nadie esperaba —o pocos se animaban a decir— finalmente se dio. Hoy se puede advertir, con tranquilidad y esperanza, que existen elementos individuales y colectivos para llegar bien lejos, tanto en lo deportivo como en lo social.

Con el paso de los días, los logros comienzan a aparecer y sorprenden. No por grandilocuentes, sino por reales. Logros que nacen del trabajo silencioso, del compromiso y del sentido de pertenencia frente a los desafíos enormes del presente.

Por eso, el momento de empezar a ganar es ahora. En estos meses que se nos vienen encima. El partido, aunque muchos no lo vean, ya se está jugando. Y encontrar nuestra propia identidad hoy será lo que nos permita levantar los brazos mañana.

Hay detalles que a veces pasan inadvertidos, pero que marcan épocas. Gestos, miradas, rituales. Y hay que contarlos. Volver a las raíces del barrio y del club. Salir a la cancha como en los buenos viejos tiempos: caminando juntos, mirando desafiantes al futuro, buscando esa fuerza interior que forma parte de la leyenda del querido Wilman.

Escucharnos en círculo. Abrazarnos fuerte. Darnos manija. Exactamente como lo hacían los capitanes de Wilman en su momento, cuando la palabra valía más que cualquier arenga escrita y el compromiso se sellaba con un apretón de manos.

Hoy, en este 80º aniversario, queda claro algo que el tiempo confirmó:
los sentimientos nunca se olvidan.
Ni se olvidarán jamás.

Porque el Club Wilman no es solo un club.
Es memoria viva.
Es amistad perenne.
Es identidad barrial.
Y es, sobre todo, una historia que sigue latiendo.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba