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Cómo un Presidente de OFI Rompió con la Historia y Se Arrodilló ante la AUF

Lo que más dolió —según el relato de dirigentes veteranos— no fue la estrategia en sí, sino la falta de respeto a la historia.

LA OFI REAL /Desde Rivera Eduardo Mérica para FMFUTBOL.

El Día que el Interior Sintió el Puñal

En el interior profundo —en esas canchas donde la red se sostiene con alambre, donde la pelota se lava en el arroyo y donde el fútbol es identidad y no negocio— hubo un día que quedó marcado con tinta negra:
el día en que un presidente de OFI decidió dar la espalda a su pueblo futbolero.

Para muchos dirigentes, para veteranos de la lucha interiorista y para quienes cargan décadas defendiendo la autonomía frente al poder centralizado de Montevideo, aquel movimiento fue más que un error:
fue una entrega.
Una renuncia.
Un portazo a la historia.

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Entre pasillos, micrófonos apagados y asados de cancha, lo que se dijo fue claro:

“Perdió su elección interna y eligió salvarse solo.”

Esa fue la interpretación dominante.
Un presidente debilitado, golpeado, sin respaldo en su Confederación, que en lugar de recomponer el tejido interiorista optó por un atajo: buscar el abrazo del viejo adversario, la AUF, ese mismo organismo que durante décadas ignoró, subestimó o directamente atropelló al interior.

Para muchos fue un acto de supervivencia personal a costa del prestigio institucional.

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La relación entre OFI y AUF siempre fue una danza compleja.
Pero lo que dolió no fue el diálogo:
fue la forma.
Fue el momento.
Fue el mensaje.

Un presidente interiorista llegando a la AUF no como par, no como negociador firme, no como heredero de la tradición federada, sino como quien busca respaldo para sostenerse, fue interpretado como una claudicación histórica.

Un gesto que, para muchos, rompió una línea sagrada:
la defensa irreductible de la autonomía del fútbol del interior.

La Palabra Prohibida que Corrió de Mano en Mano: “Traición”

En actas no quedó.
En la prensa no se dijo así.
Pero en las ligas, en los clubes, en las comisiones de veteranos y en los congresos zonales, una palabra se escuchó con una claridad brutal:

TRAICIÓN.

Traición a los fundadores.
Traición a los caudillos del interior que batallaron por décadas para que OFI no fuera un apéndice de Montevideo.
Traición al espíritu artiguista de igualdad territorial.
Traición al sacrificio de generaciones que pelearon por un fútbol federal, justo y autónomo.

No fue una discusión técnica:
fue un golpe emocional y simbólico que sacudió los cimientos.

La Falta de Respeto que Encendió la Ira

Lo que más dolió —según el relato de dirigentes veteranos— no fue la estrategia en sí, sino la falta de respeto a la historia.

OFI nació en 1946 como un acto de rebeldía.
Como una declaración de independencia.
Como un grito contra la centralización.

Cada cancha de colonia, cada club de barrio, cada selección del interior representa un pedazo de esa gesta.

Por eso, ver a un presidente cruzarse al campo del viejo rival sin consultar, sin escuchar, sin consensuar,
fue sentido como una bofetada,
como una humillación,
como una falta de respeto a la sangre derramada —metafóricamente— en esa construcción histórica.

Una Presidencia que Pasará a la Historia por lo que Rompió

Hay presidentes que unen.
Hay presidentes que modernizan.
Hay presidentes que dignifican.

Y hay presidencias que quedan grabadas por lo que deshicieron.

La de Sosa —según la mirada más dura y crítica de los actores del interior— quedará como símbolo de:

  • la desconexión con la identidad federada,

  • la entrega sin necesidad,

  • la política entendida como revancha,

  • la ruptura con los valores fundacionales de OFI,

  • y una herida institucional que tardará en cerrar.

El interior no se olvida.
El interior no perdona fácil.
El interior sabe quién estuvo de su lado…
y quién no.

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