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José Luis Pastorino: El Minuano Que Hizo del Periodismo un Oficio de Vida

“PASTORINO: LA VOZ QUE NUNCA SE APAGÓ”, primer homenaje al periodista que narró 42 años de un país profundo

PERIODISTAS EN RED/Desde Rivera Eduardo Mérica para FMFUTBOL.

En un país donde las voces del interior suelen abrirse camino a fuerza de convicción y sacrificio, hay nombres que no solo informan: construyen memoria. Entre ellos, uno se eleva con la firmeza del trabajo silencioso y la pasión intacta: José Luis Pastorino, periodista minuano, quien este año cumple 42 años de trayectoria ininterrumpida dedicados a narrar, explicar, registrar y defender la vida del interior profundo del Uruguay.

Y aunque su nombre ha sido durante décadas un faro para colegas, oyentes, lectores y televidentes, la historia guarda un detalle que vuelve este momento aún más trascendente: por primera vez en su vida, Pastorino es homenajeado por sus propios colegas.

Un acto que llega con el peso simbólico de lo pendiente y con la belleza de lo justo.

Una voz nacida en Minas, proyectada a todo el país
Los veteranos de los medios lo recuerdan joven, decidido, recorriendo las calles de Minas con una libreta en el bolsillo y una grabadora que nunca conoció descanso. Pastorino no era de los que esperaban la noticia: salía a buscarla, la encontraba, la desmenuzaba y la transformaba en relato.

Su periodismo nace de una mezcla particular: rigor, humanidad y un profundo respeto por la gente del interior, por sus historias y sus silencios. En un Uruguay centralista, donde muchas veces las voces de los pueblos se pierden en el ruido de la capital, Pastorino se convirtió en un traductor perfecto de esa identidad rural, barrial y comunitaria.

Durante 42 años, cubrió de todo hasta tragedias locales, desde elecciones departamentales hasta historias mínimas que no salen en los grandes medios, pero que forman el pulso real del país.

Periodistas en Red Asociados: el reconocimiento merecido
El homenaje llegó de la mano de Periodistas en Red Asociados, una organización que reúne profesionales de todo el país y que decidió poner en palabras lo que el interior ha sabido desde siempre: que Pastorino es un referente ético, un trabajador incansable y un símbolo vivo del periodismo hecho con corazón.
La ceremonia fue íntima, cargada de emoción. Pastorino recibió el reconocimiento con esa mezcla de sorpresa y humildad que caracteriza a quienes han dedicado la vida al oficio sin esperar aplausos.

Los colegas tomaron la palabra:
— “Pastorino nos enseñó que el periodismo del interior vale tanto como cualquier otro.”
— “Es un ejemplo de constancia.”
— “Su nombre está unido a la historia viva de nuestro oficio.”

Las palabras resonaron como un abrazo largamente esperado.

El valor de un homenaje en vida
No es frecuente que el interior periodístico se mire a sí mismo y reconozca a quienes sostienen, durante décadas, la antorcha encendida. Por eso este homenaje tiene un peso especial: llega en vida, cuando Pastorino sigue activo, lúcido, trabajando, aportando, enseñando sin querer enseñar.
Este reconocimiento no cierra una etapa: la celebra. Y coloca a Pastorino en el sitio que merece: el de las personas que hicieron del periodismo una misión y de la comunidad, un compromiso irrompible.

Una trayectoria que deja huella
Cuarenta y dos años no son solo un número: son miles de notas, cientos de transmisiones, noches sin dormir, ferias, campañas, inundaciones, elecciones, alegrías y tristezas. Son décadas de dar la voz a otros, incluso cuando nadie se la pedía.

Pastorino no buscó ser protagonista, pero terminó siéndolo.
Porque así es el buen periodismo: a veces el que más ilumina es el que menos se muestra.
Hoy, finalmente, los colegas levantan la voz para ponerlo en el lugar que siempre mereció.

José Luis Pastorino, el minuano incansable, el periodista de raza, recibe por primera vez un homenaje que no es solo para él: es para todos los que creen que el interior tiene mucho para decir, y que vale la pena contarlo.

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“PASTORINO: LA VOZ QUE NUNCA SE APAGÓ”

Durante más de cuatro décadas, cuando la madrugada todavía era una promesa y los pueblos del interior despertaban con radios pequeñas apoyadas sobre el mármol frío de las cocinas, había un nombre que viajaba por el aire como un jinete de palabras: José Luis Pastorino.
El minuano que, sin buscarlo, se transformó en la memoria hablada del Uruguay profundo.

Cuarenta y dos años.
Cuarenta y dos inviernos recorriendo rutas, cuarenta y dos veranos cubriendo campeonatos que eran más fiesta que deporte, cuarenta y dos otoños asistiendo al nacimiento y caída de instituciones, cuarenta y dos primaveras anunciando que todavía valía la pena creer en la prensa hecha con manos, corazón y territorio.

Y recién ahora —sí, ahora— sus colegas decidieron que era tiempo de detener la rueda y mirarlo de frente.

Tiempo de decirle: “Gracias, Pastorino, por sostener el periodismo cuando muchos lo daban por perdido.”

Bajo el paraguas de Periodistas en Red Asociados, en un acto cargado de emoción, el reconocimiento llegó como debería llegar todo homenaje verdadero:
sin alfombras rojas, sin flashes sobrantes, pero con una hondura que solo entiende quien ha pasado la vida entera contando historias de otros sin esperar nunca la propia.

Pastorino se paró frente al micrófono —ese viejo compañero inseparable— y por primera vez no habló de fútbol local, ni de asuntos municipales, ni de la campaña de un club del interior.
Habló de él, pero apenas un poco. Lo justo.
Porque la modestia, en él, no es pose: es su manera de existir.

Los colegas lo aplaudieron de pie.
Algunos lloraron sin pudor.
Otros, los más jóvenes, lo miraron como quien ve a un prócer vivo de una tradición que parecía extinguirse.

Y allí quedó sellado el momento:
José Luis Pastorino, 42 años de periodismo incesante, por fin homenajeado por quienes caminaron —o intentaron caminar— por las huellas que él trazó.

Un hombre que no buscó grandeza, pero la encontró.
Un narrador del interior que terminó narrándose a sí mismo, sin querer.
Una voz que el tiempo intentó apagar, pero que sigue firme, fuerte, indeclinable.

Porque, en definitiva:
Pastorino no es un periodista del interior.
Es el interior hecho periodismo.

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